domingo, 26 de abril de 2009

Aldeacueva, en el valle de Karrantza

En Karrantza, en la línea de separación entre Bizkaia y el vecino país cántabro, se encuentra un cordal de singulares características que guarda algunos elementos de notable valor. El paisaje se eleva allí de forma importante, pero siempre lo hace vestido de magníficos verdes en curiosas laderas que se elvan hasta las cimas donde se sostienen algunas excepcionales turberas milenarias.
El viaje que atraviesa el valle de Karrantza supone introducirse a un mundo campestre en donde el pastoreo prehistórico ha pervivido durante mucho tiempo. Aldeacueva es ejemplo de este origen histórico, un refugio en las más altas laderas de Karrantza. Ubicado junto a la peña que abriga la enorme cueva que le ha dado el nombre y que ya fue habitada hace milenios por el hombre.
Se trata de una cueva de grandes dimensiones por la que se sume un riachuelo. Su boca, orientada al oeste, mide unos 45 m de anchura por 15 m de altura. Actualmente se emplea como cobijo y abrevadero de ganado. El yacimiento sepulcral se localizó en una salita elevada, a unos 3 m. del suelo, situada en la parte septentrional de la gran boca. Esta salita es en realidad un corto túnel, con dos ventanas o bocas orientadas al norte y oeste, respectivamente.
Los excavadores diferencian tres niveles de escasa potencia, separados entre sí por capas estalagmíticas compactas. Los tres son de carácter funerario. El nivel inferior correspondería al Calcolítico, quedando los superiores sin precisar.
En conjunto, se recuperaron restos humanos correspondientes a ocho individuos: cuatro adultos y juveniles y otros cuatro infantiles (uno menor de 10 años, otro menor de 1 año y dos recién nacidos o fetos). En cuanto a su patología, destaca una fractura de radio y evidencias de artrosis.
En los tres niveles se hallaron cerámicas, algunas de las cuales pueden reconstruirse casi enteramente, además de otros elementos: una cuenta discoidal de piedra (nivel II), tres conchas perforadas de Nassa reticulata (nivel III) y algunos cantos, así como restos faunísticos de especies domésticas (caballo, vaca, cabra, perro) y salvajes (jabalí, lobo y pequeños carnívoros).

No hay comentarios: