domingo, 27 de diciembre de 2009

Peñalta, desde Bernedo

Peñalta aparece al montañero como una afilada cresta caliza que se eleva sobre espesos bosques de hayas y robles, y que separa Nafarroa de Araba. Bernedo está enclavado en la Montaña Alavesa, entre las aguas de los ríos Ega e Inglares, allí donde se unían las tierras castellanas y navarras. La peña tiene dos subidas y las dos comienzan en la villa. Escogemos la menos complicada, que no más fácil. Sale de Bernedo siguiendo el llamado 'camino de la madera' hasta el puerto y nos lleva sin riesgos hasta la cima.
Comenzamos la marcha de la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora (723 m). Calle arriba pasamos junto a una fuente de tres caños que mana todo el año, para conectar con una pista de hormigón. Un poco más arriba está el castillo en ruinas.
La pista describe una curva en herradura y pierde el cemento. Se vuelve un camino que enfila directamente hacia la sierra, arbolada y muy pendiente. Pronto enlazamos con una pista que en el pueblo llaman 'camino de la madera'. Es una agradable pista invadida por la vegetación (boj, endrinos y rosales), que termina en el Puerto viejo de Bernedo, tras cruzar la carretera en dos ocasiones. Desde este punto hay una excelente vista sobre Izki (Norte).
250 metros más arriba una senda bien pisada, pero que es fácil de obviar si no se camina atento, se interna perpendicularmente en la espesura de los matojos de bojes (Sur). Una vez en el bosque, la senda se endurece y no da descanso hasta la cresta. Es el tramo más exigente de la excursión. Es resbaladizo, aunque la abundancia de ramas facilitan los agarres tanto en la subida, como en el descenso.
Siempre por el sendero, nos acercamos hasta la base de la pared. Seguimos paralelo a ella, pero sin dejar de ganar metros a cada paso, hasta que finalmente el bosque clarea y desaparece. Estamos en el collado que separa dos grandes cimas: Dos Hermanas y Peñalta.
Desde este punto, alcanzamos la cumbre por una cresta ancha, herbosa y sin riesgo, pero flanqueada a ambos costados por dos cortados impresionantes. En primer lugar encontramos el vértice geodésico. Unos treinta metros más al Este vemos los dos buzones. Uno, antiguo, colocado por La Sociedad Excursionista Manuel Iradier, con fecha de 1959, y otro, en forma de tienda de campaña, del Ultreya-Berri M.T. de Viana.

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