Ahora que se acercan las fechas de los carnavales, creemos que puede resultar interesante hacer alguna que otra propuesta que aune lo festivo con lo deportivo; que nos brinde la posibilidad de disfrutar de algunas de estas celebraciones en algún bello rincón de Euskal Herria y de hacer algo de montaña.
En Lantz, por ejemplo, se celebra, probablemente, uno de los carnavales más pintorescos y tradicionales de nuestra geografía. Sin duda, es un plan ineludible si se tiene tiempo y se quiere disfrutar de algo diferente. Y es que, en este pequeño pueblo del norte de Nafarroa, los vecinos, que se meten en el papel de diferentes personajes, buscan justicia durante la festividad. Cada lunes de Carnaval, capturan al mítico bandido Miel Otxin, que representa los malos espíritus. El martes, tras un paseo y el correspondiente juicio, queman en la hoguera al malvado.
Le acompañan personajes de la talla de Ziripot, un hombre bonachón y gordinflón hecho a base de sacos rellenos de helechos y heno; Zaldiko, un caballo bravío que le persigue para tirarlo al suelo; los Arotzak, que con martillos y tenazas en mano persiguen al corcel para herrarlo; y los Txatxos, representando a los vecinos de la localidad, visten con pieles de animales y armados con palos y escobas, gritan mientras hostigan a todos los presentes que se arremolinan curiosos.
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