
Este paraje es considerado uno de los bosques singulares del País Vasco ya que, además de la insólita presencia de encinares de Quercus ilex ilex en la cornisa cantábrica, en este caso además llama la atención por tratarse de un encinar adehesado. Este tipo de encinares se caracterizan por la presencia de grandes árboles aislados y este hecho da buena muestra de su madurez.
La existencia de este bosque mediterráneo en Bizkaia es posible gracias a la pared rocosa que lo delimita al norte protegiéndolo de los fríos vientos y reflejando el sol de manera que se crea un microclima. El camino se irá estrechando hasta convertirse en una pequeña senda que avanza entre las encinas. Seguiremos avanzando paralelos al farallón hasta que a medida que llegamos a las últimas encinas cruzamos dos pequeños arroyuelos en sendas curvas.
Desde este momento el sendero se desdibuja entre los matorrales y debemos avanzar descendiendo en dirección sur hacia la pista.Al llegar a ésta giramos a la izquierda y continuamos hasta llegar de nuevo al punto de desvío al encinar, teniendo en todo momento un basto pinar a la derecha y las encinas adehesadas a la izquierda. Desde aquí sólo resta desandar nuestros pasos hasta el lugar de comienzo de nuestra andadura.
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