
La montaña vasca guarda bastantes toponimios con esta nombre, pero probablemente ésta sea la única que conserva una extraña construcción. Se trata de un recinto de planta rectangular, hecho de lajas de piedra.
Peña Santiago ya dejó escrito que este singular cierre pétreo tiene unos siete metros de longitud y que algunas de las losas superan el metro y medio de anchura, alcanzan casi un metro de altura y tienen diez centímetros de grosor.
En cierta ocasión, un pastor de Almandoz le comentó que en este paraje se solían reunir los pastores de la montaña del Bidasoa para jugar a la pelota. Lo cierto es que, a pesar del tiempo transcurrido, nadie ha desvelado su misterio.
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