
El faro acabó como faro de recalada en 1862, en un acantilado del cabo de Santa Catalina. Su torre tiene una altura de 13 metros, seleva 46 metros sobre el nivel del mar y su alcance es de 17 millas. En sus cercanías hay una capilla a la que tradicionalmente se acercaban las familais de los marineros cuando el temporal arreciaba.
La remodelación de las instalaciones de esta atalaya han permitido su habilitación como centro de interpretación de la navegación y en él los visitantes podrán conocer cómo funciona una instalación de este tipo.
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