domingo, 5 de abril de 2009

Sorogain, nuevamente protagonista

El Valle de Sorogain es el escenario de un sencillo y agradable paseo en paralelo al río que le da nombre y que discurre entre las praderas verdes y los clásicos hayedos que alfombran los montes de esta zona de la montaña navarra. Está situado en la parte occidental de Orreaga-Roncesvalles, y se llega hasta él desde la carretera N-135 poco antes de llegar a Biskarreta-Gerendiain, hacia la derecha, enfilando el norte.
El recorrido parte del albergue Casa Pablo. Es un recorrido recomendado sobre todo para disfrutar de la tranquilidad de un paseo, pero también se encuentra salpicado, como toda la zona, de monumentos prehistóricos (una ruta señalizada recorre algunos). Así, nada más comenzar, junto a los pastizales, se levanta los dólmenes Odiego I y II. Un poco más al sur se encuentra el dolmen de Arregi. Siguiendo la pista principal, el río, en su parte izquierda, se bifurca en la regata Odia, que desciende por entre las laderas del monte Adi, cuya cumbre se alza majestuosa al fondo. A partir de este momento, la pista se inclina un poco hacia arriba y el río Sorogain se convierte en la regata Aztakarri, a raíz de la cual el camino discurre entre dos barrancos consecutivos, uno a cada lado
En la ladera de la derecha se pueden apreciar varios restos de antiguas cabañas de pastores. Este tramo desemboca en una sucesión de prados en los que las hayas van desapareciendo. Aquí se pueden observar unas extrañas construcciones de hormigón, recuerdo del paso de los maquis por esta zona tras la Guerra Civil. Algo más adelante, cuando la regata se ha convertido ya en un hilo de agua que zigzaguea entre la pradera, se encuentra el crónlech de Xanxoten Harria y, poco después, podremos disfrutar del dolmen de Sorogain
Ya cerca del final, tras pasar dos abrevaderos para el ganado colocados aprovechando el curso del agua, comienza la última subida, de unos 300 metros, tras la cual se accede al collado de Sorogain. Lugar situado cerca ya de las tierras de Baigorri, las vistas desde el collado vuelven a ser impresionantes. El vértigo de las gargantas que descienden hacia los valles contrasta con la grandiosidad horizontal de la hilera de montañas dominadas por el Auza. Una buena imagen para guardar en la retina mientras se emprende el descenso hacia Casa Pablo