La edición digital de El Correo lo anunciaba ayer: el 'dream team' del alpinismo vasco intentará el próximo otoño (septiembre) ascender el Everest por su cara norte y en alpino, el estilo que han convertido en su seña de identidad. Es decir, sin porteadores ni campos de altura. Ni por supuesto oxígeno adicional.
La ruta elegida por Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza es la del 'Supercouloir' de la cara norte. Eterna. Casi tres mil metros de pared, de nieve y roca, con retos como el corredor de los Japoneses, casi mil metros de desnivel a 60/70 grados; el corredor Hornbein, por encima de los 8.000 metros; y las 'bandas amarillas', un tramo de roca descompuesta a 8.500 metros de altitud. Una vía más física que técnica.
En realidad, el reto no es nuevo para ellos. Iñurrategi y Vallejo ya lo intentaron en 2006, entonces acompañados de Ferrán Latorre, que precisamente sustituía a Zabalza después de que éste sufriese un inoportuno accidente semanas antes de comenzar la expedición. Y rozaron la gesta. Entonces, atxabaltarra y vitoriano llegaron hasta los 8.400 metros de altitud, a apenas quinientos de la cumbre. Pero unos problemas gástricos de Vallejo les obligaron a dar la vuelta.
La dificultad de la empresa la dan los números. Cuatro mil personas han hollado los 8.850 metros del Chomolungma (nombre tibetano del Everest), pero sólo siete lo han logrado ascendiendo en su integridad la cara norte, la última hace 18 años. Y sólo dos de ellos, los suizos Erhard Loretan y Jean Troillet en 1986, sin oxígeno y en estilo alpino.
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