martes, 9 de noviembre de 2010

Balcones de Eibar

Entre los valles de los ríos Lea-Artibai y Ego y Deba se alza un modesto cordal que ejerce de muga natural entre Bizkaia y Gipuzkoa. Es un macizo único, aunque con dos sectores diferenciados -Urko y Kalamua- separados por el collado de Ixua. Aunque en la parte vizcaína Markina queda más lejos, en la guipuzcoana Eibar está justo a los pies de estas alturas, que se convierten en privilegiados balcones de la ciudad armera. En sus faldas se encuentra otro icono de este municipio, el Santuario de Arrate, que aprovechamos para conocer en esta ascensión.
Aunque el templo suele ser el lugar más habitual para adentrarse en estas cumbres, en este caso iniciaremos la excursión en el mismo Eibar para remontar por uno de los caminos tradicionales utilizado por los romeros para rendir culto a su virgen.
La excursión comienza en la ermita de Azitain, casi a la salida de Eibar dirección San Sebastián. En la cercana rotonda que da acceso al polígono industrial debemos tomar un camino de cemento (dcha.) que pasa por delante del hotel Eibar y enseguida tuerce a la derecha (flechas), por la pista que lleva al caserío Lazareto. Pero apenas transitaremos cien metros por ella. Al poco tomamos un camino herboso (izd.) que remonta hasta el primero de los pasos religiosos que jalonan el camino a Arrate y el caserío Zumendiaga, donde la pista vuelve a ser de cemento.
Continuamos hasta las proximidades del caserío Mendigoitxi para tomar allí una pista de tierra que pasa bajo el tendido eléctrico y sube entre pinos y robles, acompañantes durante casi toda la ascensión hasta Arrate.
El camino no ofrece dudas hasta llegar al segundo paso, situado en una trifurcación en la se continúa por la derecha para salir más arriba a una pista que lleva (dcha.) a un chalet. A su izquierda, el camino remonta, tras pasar por el tercer paso, hasta el Santuario.
Seguimos por la carretera, que abandonamos en el hotel Krabelin para bordear por la derecha el modesto monte Arrate. Al rato volvemos al asfalto, aunque enseguida lo dejamos definitivamente para seguir (dcha.) por una pista hasta una bifurcación con una cruz de señales donde cogemos el víal izquierdo. Lleva hasta un collado entre Arrikurutz y Aizketa, pero nosotros lo desechamos al poco rato para adentrarnos (dcha.) en el pinar por el que ascendemos a la cima menor de Aizketa.
Siguiendo el cordal, no tardamos en remontar hasta el alomado Arrikurutz, poblado de trincheras y una cruz bajo la que se enterró el armamento encontrado tras la guerra civil en estas lomas. Ya con el Urko enfrente (SO), nos adentramos en un pinar por el que una senda lleva hasta el área recreativa de Usartza, donde, ya por asfalto, seguimos hasta alto de Ixua. Tras cruzar la carretera, un sendero balizado asciente por todo el cordal hasta la cima del mugalari Urko. Ya solo queda volver a Eibar en un vertiginoso descenso por la divisoria que, tras pasar por los caseríos Elorreta, nos devuelve al pueblo por el colegio público Amaia.

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