
A la entrada del bosque dejamos la compañía de los peregrinos para continuar nuestra andadura por un camino, señalizado con hitos de piedra, que sale a nuestra izquierda.
Dejamos la pista al situarnos bajo La Blanca Cruz de Kukuarri y remontamos por el sendero que discurre junto a una borda. Trazamos un amplio zig zag y superamos los últimos repechos que nos separan de la cima. Junto a la cruz se esconde una pequeña escultura, la 'Andramari de Kukuarri', obra de Jorge Oteiza.La vertiente norte baña sus acantilados en el mar, exhibiendo una vasta panorámica sobre la Costa del Cantábrico. Todo invita a permanecer en lo alto.
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