Hasta hace quince mil años, las montañas de la Cantabria oriental estaban cubiertos de glaciares. Fue la última gran glaciación, tras la cual, las nieves y el hielo se retiraron a cotas más elevadas y septentrionales. Sin embargo, su presencia durante milenios esculpió una geografía que sí ha llegado hasta nuestros días y se puede apreciar en el macizo del Alto Asón, protegido como Parque Natural desde 1999.
El efecto erosivo del hielo sobre el terreno calizo de estos montes ha dibujado un paisaje mágico formado por circos, lapiaces, hoyas, poljes, etc. en torno a cotas que ronda los 1.500 metros de altitud y que bien merece una visita. En este caso, la excusa es la ascensión al Colina, cumbre que se alza en el extremo noroccidental del Parque y permite un recorrido circular perfecto para descubrir algunos de los más bellos secretos de este espacio.
La excursión comienza en el alto de Los Collados del Asón, acceso ideal al interior del Parque. Desde el aparcamiento, una pista remonta (O) hacia el Alto de La Posadía tras pasar junto a las cabañas de El Respijadiru y bajo los Cerros de Peñota. Pero no llegaremos hasta el portillo. En un primer promontorio, un poste de señales nos avisa de que nuestra ruta se desvía hacia la derecha, para rodear los Castros de Horneo, con sus característicos 'puros' y 'agujas'.
El camino, al principio herboso, pronto discurre sobre la piedra caliza, bordea los Castros por el este y, ya en la vertiente norte, se adentra en un hayedo, por el que gana altura de forma sostenida. Es al salir a terreno despejado cuando el camino se endurece para alcanzar las cabañas de Saco, una bella majada a más de mil metros de altitud.
La ruta continúa entre los muretes de las parcelas, por un sinuoso sendero que llanea entre brezos, primero, y discurre junto a un fantástico lapiaz camino del Hoyón de Saco. Una vez en su borde, hay que rodear la depresión y auparse al cordal herboso, por el que ascendemos (SO) esquivando la gran brecha que protege por el este la amplia loma cimera. Un portillo entre las rocas nos da acceso a ella, para remontar los metros finales hasta el hito que señala la cumbre, en el borde de una pequeña meseta acastillada.
Iniciamos hacia el sur el descenso, que nos llevará por espectaculares espacios como el circo glaciar de Brenacobos o el lapiaz de las Hazas del Respiradero. Siguiendo la senda sobre la hierba, pronto giramos (SO) hacia el Alto de las Estacas, collado que separa los montes Colina y Carrio. Desde allí, un estrecho pasillo en la roca permite bajar a las c abañas de Brenacobos.
El sendero muestra el circo glaciar en toda su grandeza antes de adentrarse en las Hazas del Respiradero, que atravesamos por una angosta brecha. De nuevo en terreno abierto, la cabaña de Concinchao será la siguiente referencia antes de desembocar en el Alto de la Posadía y retornar por la pista hasta los Collados del Asón.
El efecto erosivo del hielo sobre el terreno calizo de estos montes ha dibujado un paisaje mágico formado por circos, lapiaces, hoyas, poljes, etc. en torno a cotas que ronda los 1.500 metros de altitud y que bien merece una visita. En este caso, la excusa es la ascensión al Colina, cumbre que se alza en el extremo noroccidental del Parque y permite un recorrido circular perfecto para descubrir algunos de los más bellos secretos de este espacio.
La excursión comienza en el alto de Los Collados del Asón, acceso ideal al interior del Parque. Desde el aparcamiento, una pista remonta (O) hacia el Alto de La Posadía tras pasar junto a las cabañas de El Respijadiru y bajo los Cerros de Peñota. Pero no llegaremos hasta el portillo. En un primer promontorio, un poste de señales nos avisa de que nuestra ruta se desvía hacia la derecha, para rodear los Castros de Horneo, con sus característicos 'puros' y 'agujas'.
El camino, al principio herboso, pronto discurre sobre la piedra caliza, bordea los Castros por el este y, ya en la vertiente norte, se adentra en un hayedo, por el que gana altura de forma sostenida. Es al salir a terreno despejado cuando el camino se endurece para alcanzar las cabañas de Saco, una bella majada a más de mil metros de altitud.
La ruta continúa entre los muretes de las parcelas, por un sinuoso sendero que llanea entre brezos, primero, y discurre junto a un fantástico lapiaz camino del Hoyón de Saco. Una vez en su borde, hay que rodear la depresión y auparse al cordal herboso, por el que ascendemos (SO) esquivando la gran brecha que protege por el este la amplia loma cimera. Un portillo entre las rocas nos da acceso a ella, para remontar los metros finales hasta el hito que señala la cumbre, en el borde de una pequeña meseta acastillada.
Iniciamos hacia el sur el descenso, que nos llevará por espectaculares espacios como el circo glaciar de Brenacobos o el lapiaz de las Hazas del Respiradero. Siguiendo la senda sobre la hierba, pronto giramos (SO) hacia el Alto de las Estacas, collado que separa los montes Colina y Carrio. Desde allí, un estrecho pasillo en la roca permite bajar a las c abañas de Brenacobos.
El sendero muestra el circo glaciar en toda su grandeza antes de adentrarse en las Hazas del Respiradero, que atravesamos por una angosta brecha. De nuevo en terreno abierto, la cabaña de Concinchao será la siguiente referencia antes de desembocar en el Alto de la Posadía y retornar por la pista hasta los Collados del Asón.
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