Los rasos de Arboro, en el extremo norte de los Montes de Izki y en el corazón del Parque Natural del mismo nombre, se encuentra delimitada por las cumbres de San Kristobal, al este, y San Justi, al oeste. Esta meseta hace que unir ambas cotas sea poco más que un paseo, extensible hasta la Peña del Arco, modesta cima también conocida con el nombre de Baltzarra y popularizada sin embargo por el ojo natural que se esconde entre las hayas. En realidad, el arco es lo que queda de una antigua cueva cuya roca caliza ha sufrido los efectos de la erosión.
Los accesos más sencillos a Arboro son el remoto Arlucea, desde el oeste, y Apellaniz, por el este, en el más accesible valle de Arraia. Desde este último pueblo hay que dirigirse hacia el el oeste y dejar atrás las casas siguiendo las balizas de la senda El Cartero. El agradable camino remonta entre castaños el barranco de Karrantan hasta la vieja presa y la fuente del mismo nombre. Continuamos por la barrancada, que se encajona entre los montes San Kristobal e Ipurtika y ofrece la peñas de Atxartea, donde existe una pequeña escuela de escalada.
Un último repecho nos sitúa en el collado de El Raso. Aquí tenemos dos opciones. Siempre en componente oeste, podemos continuar por la senda El Cartero (dcha), que discurre por lo alto de los rasos, o seguir la de Txarabitana (izd) que los atraviesa por su parte más baja, pasando cerca de la cueva y el barranco de Las Señoritas, caracterizado por sus curiosas formaciones rocosas. Como el objetivo es enlazar las cumbres, elegimos la primera opción, que llanea hasta el desvío a San Kristobal (dcha) y alcanza su cumbre tras una breve paseo por el altiplano.
De vuelta al cruce, continuamos de frente (O), pegados al borde del precipicio. Más adelante, abandonamos la senda El Cartero para coger el enlace a la senda Txarabitana. El camino desemboca en la pistaque lleva a Arlucea y que debemos abandonar justo cuando empieza a descender para seguir el cordal (dcha) hastalos buzones de San Justi, cuya cumbre apenas se destaca en la planicie.
De vuelta a la pista, descendemos en dirección a Arlucea hasta un poste de señales que nos marca la dirección a la Peña del Arco (SE). La senda, a tramos fácil de perder entre el monte bajo, acaba desembocando en un espléndido hayedo en el que descubrimos el arco natural que le da nombre.
Iniciamos ya el retorno a Apellaniz, que realizaremos por la senda Txarabitana. Para ello desandamos nuestros pasos hasta el último poste de señales y, por camino balizado, descendemos hacia el paraje que da nombre a la senda. El agradable paseo no ofrece problemas y nos permitirá pasar muy cerca, e incluso visitar, la cueva Las Señoritas, según la leyenda morada de dos mujeres enfermas de peste que sobrevivieron gracias a la caridad de los vecinos, que les llevaban comida.
El sendero continúa hasta el collado de El Raso y, ya por terreno conocido, desciende el barranco de Karrantan antes de llegar a Apellaniz.
Los accesos más sencillos a Arboro son el remoto Arlucea, desde el oeste, y Apellaniz, por el este, en el más accesible valle de Arraia. Desde este último pueblo hay que dirigirse hacia el el oeste y dejar atrás las casas siguiendo las balizas de la senda El Cartero. El agradable camino remonta entre castaños el barranco de Karrantan hasta la vieja presa y la fuente del mismo nombre. Continuamos por la barrancada, que se encajona entre los montes San Kristobal e Ipurtika y ofrece la peñas de Atxartea, donde existe una pequeña escuela de escalada.
Un último repecho nos sitúa en el collado de El Raso. Aquí tenemos dos opciones. Siempre en componente oeste, podemos continuar por la senda El Cartero (dcha), que discurre por lo alto de los rasos, o seguir la de Txarabitana (izd) que los atraviesa por su parte más baja, pasando cerca de la cueva y el barranco de Las Señoritas, caracterizado por sus curiosas formaciones rocosas. Como el objetivo es enlazar las cumbres, elegimos la primera opción, que llanea hasta el desvío a San Kristobal (dcha) y alcanza su cumbre tras una breve paseo por el altiplano.
De vuelta al cruce, continuamos de frente (O), pegados al borde del precipicio. Más adelante, abandonamos la senda El Cartero para coger el enlace a la senda Txarabitana. El camino desemboca en la pistaque lleva a Arlucea y que debemos abandonar justo cuando empieza a descender para seguir el cordal (dcha) hastalos buzones de San Justi, cuya cumbre apenas se destaca en la planicie.
De vuelta a la pista, descendemos en dirección a Arlucea hasta un poste de señales que nos marca la dirección a la Peña del Arco (SE). La senda, a tramos fácil de perder entre el monte bajo, acaba desembocando en un espléndido hayedo en el que descubrimos el arco natural que le da nombre.
Iniciamos ya el retorno a Apellaniz, que realizaremos por la senda Txarabitana. Para ello desandamos nuestros pasos hasta el último poste de señales y, por camino balizado, descendemos hacia el paraje que da nombre a la senda. El agradable paseo no ofrece problemas y nos permitirá pasar muy cerca, e incluso visitar, la cueva Las Señoritas, según la leyenda morada de dos mujeres enfermas de peste que sobrevivieron gracias a la caridad de los vecinos, que les llevaban comida.
El sendero continúa hasta el collado de El Raso y, ya por terreno conocido, desciende el barranco de Karrantan antes de llegar a Apellaniz.
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