miércoles, 9 de enero de 2008

El Bosque de Oma, un paraje mágico y encantado


Escondido en un rincón del valle de Oma -recorrerlo es descubrir, sin duda alguna, uno de los parajes más auténticos, sorprendentes y mejor conservados de Bizkaia-, en donde adquieren protagonismo cuevas, bosques de encina, campiña y caseríos de gran valor histórico así como molinos y ferrerías, en el rincón que forma la amplia depresión de la ría de Gernika con las costas cantábricas, está el bosque pintado de Oma.
Situado cerca de las cuevas de Santimamiñe, en el entorno de la ría de Gernika, no muy lejos de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, un circuito permite contemplar el paraje desde los más diversos ángulos. En todos sorprenderá el escorzo de una fantástica figura o la inquietante presencia de formas desconocidas. Figuras humanas, animales y geométricas que dotan de habitantes mágicos al bosque, algunos de los cuales solo se hacen visibles desde posiciones determina, pueblan la corteza de los pinos.
Una de las mejores épocas del año para visitarlo es el otoño, dado que el bosque se llena de colores pardos, de marrones. No existe un itinerario, no hay recorrido marcado. Cada cual se deja llevar por sus propios pasos y se detiene, cuando así lo desea, a admirar los dibujos que hace ya más de veinte años pintó el autor, intentando averiguar en ellos lo que éste quiso expresar. Este bosque ha despertado las más profundas controversias. Vilipendiado por quienes lo consideran una agresión al entorno. Ensalzado por quienes ven en esta obra un paso adelante, constituye una excelente oportunidad para contemplar y cerrar el círculo que inauguró hace miles de años el hombre rupestre, cuando pintó las cercanas cuevas de Santimamiñe, otro de los posibles objetivos en esta excursión.