viernes, 15 de febrero de 2008

Anie, en los confines de Euskal Herria


El Auñamendi o Anie es una de las montañas míticas para los montañeros vascos. Siempre se la ha considerado como algo nuestro, si bien la gran paradoja es que esta montaña está fuera totalmente de Euskal Herria, en pleno territorio del Béarn, aunque está situada a escasa distancia de los límites de Nafarroa.
La pirámide calcárea de Anie se alza solitaria en el macizo cárstico de Larra lo que la hace visible desde la lejana costa labortana. Su cima se alza dominante mil quinientos metros por encima del circo de Lescun. Esta es otra de las montañas que necesita visitarse con buen tiempo. Las nieblas, muy pertinaces en esta zona, añadido al caótico terreno de Larra y sin apenas referencias, convierten a este recorrido en un itinerario de alta montaña.
La ruta clásica parte desde el Collado de Ernaz, más conocido como “Piedra de San Martín”, desde el mojón nº 262, que separa el valle Roncalés de Nafarroa y el de Barétous de Iparralde, y donde cada 13 de julio se celebra el Tributo de las Tres Vacas.
Todo comenzó en el siglo XIV entre los habitantes de ambos valles cuando surgieron los problemas en torno a los derechos sobre pastos y fuentes entre los ganaderos que desembocaron en graves conflictos entre unos y otros. En una de estas reyertas Pedro Karrika, de Izaba, mató al baretonés Pierre Sonsoles, de Arette.
El conflicto se zanjó con un tratado de paz que se firmó el día 13 de Julio de 1375 ante la Piedra de San Martín. Desde entonces, los baretoneses pagan a los roncaleses un tributo de tres vacas a cambio del uso del agua y de los ricos pastos de montaña.
Después de dirigir los pasos hacia el Arlas, y atravesarlo a media ladera, se sigue hasta el collado de Pescamos y después al collado contiguo de Batikoch, donde se encuentra el llamado “refugio de los espeleólogos”. Una vez ya en tierras bearnesa, se continua en dirección al Anie. Situándose bajo el pico Latras, de los dos caminos señalados se toma el de la derecha, por ser más directo e interesante –pero donde habrá que caminar con precaución por esta zona, sobre todo con niebla-, hasta alcanzar la cima del Anie.