domingo, 30 de marzo de 2008

Por los embalses de Leurtza


Un bosque de hayas espectacular rodea los dos embalses de Leurtza, cuyas orillas constituyen una invitación a refrescarse en los días de intenso calor, además de un espacio donde poder almorzar y jugar con los más pequeños.
Se asciende en automóvil desde el pueblo de Urrotz hasta el aparcamiento de los embalses. Junto a él se encuentra el monumento a la rana bermeja, en honor a los miles de anfibios de esta especie que acuden a estas aguas a reproducirse y que deben ser tratados con el máximo respeto. Un panel describe el recorrido e informa de la normativa que afecta a esta área natural de recreo.
La pista, balizada con marcas verdes y blancas y que bordea el margen derecho del embalse inferior, es ancha y discurre en su inicio junto a una zona recreativa dotada con mesas, parillas, servicios y fuente, el lugar idóneo en el que reunirse después del itinerario para completar la jornada en grupo.
Se camina nseguida por terreno llano entre hayas carboneras y magníficos acebos, pudiendo salirse del sendero para curiosear por el bosque y retornar al camino sin dificultad. Llegados a una bifurcación, se deja el sendero de la izquierda, para continuar por la pista principal.
Se está bordeando ya el embalse superior y se llega a otro cruce junto a un pluviómetro. Se toma el sendero de la izquierda, que se dirige a la regata de Leurtza, que alimenta el embalse y que se cruza por un puente rudimentario de madera.
A partir de este punto comienza el recorrido de vuelta con un ascenso en el que se encuentra otra bifurcación. Se toma el camino de la izquierda y se asciende hasta un mojón, donde un poste indica la ruta a Zumarena. Se deja y se desciende hasta otra cola donde desemboca la regata Errekabeltz. Se prosigue con el embalse a la vista hasta llegar a su muro. Aqui se puede caminar hasta el centro del mismo para obtener una buena panorámica de ambos embalses.
Se vuelve al sendero que ahora bordea el embalse inferior, siguiendo siempre las marcas verdes y blancas. Llegados a su muro, se atraviesa y se asciende por unos escalones hasta la carretera que lleva de vuelta al aparcamiento.