
Una vez allí, la pista zigzaguea hasta el llano de las cabañas de Aramotz. A poco más de un centenar de metros desde el último de los chalets de Aramotz arranca a la derecha un sendero que trepa en diagonal, pasando al pie de una vieja borda y enfilando hacia Belatxikieta. A sus pies, la ermita de San Ignacio.
El camino hasta ella trepa hasta la cima de esta pequeña atalaya, donde se encuentra un mugarri que la delimita. Prosiguiendo la cresta se descenderá al collado entre Belatxikieta y Kañometa. Se ha de seguir, faldeando cómodamente la ladera sur de Kañometa, para atravesar penetrando en la misma cubeta de Galdara.
El camino bordea la cuenca, asomándose a su interior y alcanza una encrucijada de pistas próximas a un collado. Desde él, se desciende hacia el interior de la cuenca norte de la cubeta para llegar de nuevo a Aramotz.