miércoles, 18 de junio de 2008

La Reclusa, refugio del oso pardo

Los bosques de hayas del valle de la Reclusa es el refugio de uno de os pocos osos pardos que quedan en los Pirineos centrales. Del mismo modo, también el silencio y el sosiego buscan acomodo en este bello paraje; una tranquilidad que sólo queda rota por el sonido de las aguas del deshielo, del viento y del canto de los pájaros.
La Reclusa es el refugio del silencio, del sentir de la montaña, de la fauna más esquiva como puede ser el muy escaso oso pardo. Dicen que durante la Edad Media aqui lo cazaban algunos reyes aragoneses, entre ellos, Ramiro II.
Una pista de tierra que nace poco más arriba del pueblo de Siresa se adentra a amno izquierda por encima del pueblo y a través del barranco del río Hospital. Prados, bordas, robles, pinos silvestres, bojes y hayas componen el paisaje vegetal que en otoño cambia su aspecto con la caída de la hoja.
A los cinco kilómetros -junto a la borda de Ferrero-, la pista cruza el río a la altura de un puente y a los cerca de diez kilómetros de recorrido rodado se acaba su trazado, allí donde el estado de la vía hace imposible su tránsito, para empezar a ascender por el camino.
El collado Marcón es el destino final. El itinerario posee fuertes rampas que en ocasiones se salvan realizando retorcidas revueltas. Las vacas y las ovejas frecuentan estos altos pastos de Fobia Camelar y Marcón.