lunes, 8 de diciembre de 2008

Ascensión al Axkorrigan

El Axkorrigan señala uno de los tres vértices del macizo kárstico de Itxina, el más septentrional, en la zona más abrupta de este laberinto calcáreo. Es la punta más occidental del colosal paredón que corona el barranco de Sintxieta. Junto al Axkorrigan se pueden observar también una serie de agujas calcáreas que escoltan a esta peña conocidas como Atxak. se trata de siete monolitos que oscilan entre los 942 metros de Aizko txiki atxa y los 1.040 de Atso-agureak atxa y guardan una estrecha relación con los orígenes del alpinismo vizcaíno, ya que fueron escenario en los albores del siglo XX de algunas de las primeras escaladas de dificultad realizadas en aquellos años.
La ascensión al Axkorrigan es exigente. Internarse en esta parte de Itxina supone adentrarse en un tortuoso territorio de simas, hoyas, dolinas y lapiaces en el que alejarse del camino indicado es una garantía de problemas.
La marcha comienza en una pequeña área recreativa que hay encima de Urigoiti , con soberbias vistas del paredón oeste de Itxina. Se cruza una valla y se asciende por la pista que pasa junto a un depósito de aguas hasta una bifurcación con una arqueta. Se sigue a la derecha una pista que baja , aunque al poco vuelve a subir, vadea una torrentera y, tras cruzar una valla, se adentra en un hayedoque atraviesa por su parte inferior pasando junto a la plataforma de una carbonera. Pronto sale a terreno abierto, por el que remonta hasta el manantial de Aldabide, protegido por una gran peña.
Una vez en la surgencia, se debe remontar hasta la parte superior de la peña, donde comienza en viejo canal. Junto a él, unas toscas escaleras excavadas en la roca dan acceso a una senda que recorre el barranco mientras se va alejando de la acequia. En este primer tramo gana altura cómodamente , mientras deja atrás la gran canal que da acceso al collado desde el que se escalan las Atxak, y pasa bajo un evidente espolón justo en la vertical del Axkorrigan.
Una vez superado, un par de grandes peñas avisan de que ha llegado el momento de remontar el farallón. Sobre el excursionista, una gran predera da acceso a la gran canal que se va cerrando en las alturas hasta desembocar en el portillo. El sendero, difuso a tramos, pero oportunamente balizado con hitos, es empinado, aunque no ofrece dificultades. Remonta la extensa pedrera y se adentra en la herbosa canal superior, donde la gran pendiente otorga a la ascensión una sensación muy aérea. En el último tramo, la senda zigzaguea en la hierba hasta alcanzar el portillo de Atxaragun.
El objetico está cerca, si bien aún queda un último e incómodo tramo por el lapiaz. A la izquierda del portillo, el excursionista se aupa a la arista cimera y trepa por ella hasta el pequeño y viejo monolito del extinto Club Bancobao.