domingo, 22 de febrero de 2009

Kanbo, corazón de Lapurdi

A la localidad de Kanbo (Cambo-les-Bains) se accede a ella remontando la pendiente que flanquean los viejos robles de la avenida España que concluye en la plaza Cyrano; o bien, si se viene de Hazparne, enfilando la calle Anne de Neubourg. Ambos accesos posibilitan descubrir los secretos de Kanbo al viajero.
Piedras, árboles y agua constituyen el secreto de Kanbo. En 1903, el arquitecto Joseph-Albert Touraine construyó la mansión Arnaga, un Versalles en miniatura con su estanque junto al lindero del bosque, sus senderos, cisnes y glorietas adornadas de flores. Desde este lugar se puede gozar de la vista de las cumbres del Hartzamendi y del Amundarrain. En el interior de Arnaga destaca una biblioteca de 15.000 volúmenes repleta de evocaciones de Cyrano de Bergerac.
La opulencia de Kanbo aún se advierte en los balnearios que se despliegan a ambos lados de las carreteras de Urkoi y Hazparne y que preservan el estilo art decó de los años 30 del pasado siglo y brindan la oportunidad de pasear por sus jardines rodeados de palmeras y plantas exóticas.
Pero esta bella localdiad también brinda la oportunidad de poder hacer algo de senderismo. De hecho, la senda GR-8, que va desde la depresión del Aturri hasta el monte Larrun, atraviesa Kanbo.
En definitiva, Kanbo es un alocalidad que se debe descubrir a pie, perdiéndose en sus calles y abandonándose a la dulce seducción de la extensa vega del Errobi. Es preciso detenerse en Kanbo y contemplarlo y aprender de todo lo que proporciona.

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