sábado, 14 de febrero de 2009

Parques singulares

Cada vez es más posible admirar especies vegetales y animales procedentes de lejanos países entre muros que evocan los pasos de escritores, músicos...; dejarse sorprender por lugares que alimentaron las nostalgias de los indianos; y comprender el funcionamiento de la madre tierra a través de un breve paseo. Y todo ello, en algunos de los parques más singulares de Euskal Herria.
Entre ellos, hay espacios con solera como los jardines del donostiarra Palacio de Miramar, antigua residencia real durante las vacaciones veraniegas; la Casa Arnaga de Kanbo; el Parque de la Taconera de Iruñea; o el Jardín Secreto del Agua, uno de los espacios menos conocidos del Parque de la Florida de Gasteiz.
En otros, como el parque de Arenatza de Gueñes o Santxotena Etxea de Arizkun, plantas y árboles autóctonos o traídos de lejanos países conviven con esculturas de artistas como Koldo Jauregi o Xabier Santxotena. Algo similar a lo que ocurre en el parque de Ribera que ocupa el espacio donde no hace tantos años se levantaban los principales astilleros de Bilbao, entre el Palacio Euskalduna y el museo Guggenheim.

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