martes, 12 de mayo de 2009

De nuevo, Arantzazu

Cuenta la leyenda que cuando al cabrero Rodrigo Baltzategi se le apareció la Virgen sobre un espino, éste exclamó sorprendido: "Arantzan zu?" ("¿Tú en un espino?"). Desde ese momento, Arantzazu se ha convertido en un lugar de peregrinaciones y devociones.
No es la primera vez que hablamos en este blog de este santuaruo, pero hoy nuevamente recurro a él para aportar algún que otro detalle que anteriormente se nos haya podido pasar por alto.
Después de muchas vicisitudes, en los años 50, los franciscanos decidieron realizar una obra vanguardista, para lo que contrataron a los arquitectos Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga. Fueron ellos los encargados de interpretar la belleza del paraje y realizaron una de las obras más emblemáticas de toda Euskal Herria. Además, contaron también con la colaboración de artistas vascos, dando un sentido moderno al pareje (Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, el franciscano Eulate, Nestor Basterretxea...).
En medio del barranco se impone la verticalidad de las torres, con infinidad de puntas de diamantes calizas, que representan las púas del espino donde se apareció la Virgen.
Pero Arantzazu es más. Es la patrona de Gipuzkoa; es cultura vasca; es devoción y sincretismo; es una mezcla de modernidad y atavismo donde dormir una nochees un placer.

No hay comentarios: