lunes, 29 de junio de 2009

El ojo de Ungino

Ungino cierne sus paredes sobre la pequeña aldea de Madaria, al pie de la sierra. Se recorren los caseríos que conforman la barriada de Txabarri, núcleo principal de Madaria y se sale por una pista que asciende suavemente a partir de la última casa de la aldea. Se atraviesan tres verjas metálicas y se cruza una pista por encima de los pastizales de Olaeta, para enfilar un ancho camino que muere al pie de los primeros escarpes.
En esta zona, el camino deja paso a un marcado sendero, señalizado con cairns y marcas de pintura, que remonta diagonalmente la pronunciada ladera. Desde las alturas vigila el ojo de Ungino, un arco natural que atraviesa los potentes estratos de la sierra de manera espectacular.
La pendiente se acentúa a medida que se acerca uno al escarpe hasta alcanzar el portillo de Atatxa. Por la derecha, una senda camina junto al abismo y lleva directamente hasta la cumbre.

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