domingo, 7 de marzo de 2010

El sendero de los Frailes

Se conoce como el sendero de los Frailes al camino que trepa zigzagueando desde el valle de Aritzakun hasta el rellano de Itsusiko Harriak. El nombre se lo debe a los penitentes de roca que jalonan ocasionalmente la salvaje senda que fue trazada para alcanzar los pastos de las alturas de Itsusi.
La solitaria imagen del caserío Arutxia del que partimos será agradecida en el regreso a la civilización, pintado con sus vivos colores, contrastando con el verdor que envuelve todo a su alrededor.
Desde el pie del caserío vamos a descender siguiendo la ruta asfaltada que nos ha traído, hasta encontrar un poco más abajo el caserío Bernatenea, para cruzar la barrera que da paso, tras la casa, a un ancho camino que desciende entre un bosque de robles hacia el arroyo que marca la frontera; cruzada la muga pasa enseguida sobre la restaurada borda Martikotenea dando vista a las empinadas laderas de Alkatxuri.
Unos 150 metros más abajo se abandonará la pista para seguir a su derecha un sendero que al pie de un gran roble flanquea la ladera sumergido entre un helechal de ejemplares altísimos en dirección al suroeste. Los roquedos de Itsusi ya se asoman sobre nuestras cabezas. Este sendero conecta con la pista de Aritzakun, pero debemos abandonarlo antes; desde que lo iniciamos pasaremos sobre dos pequeños regatos y tomaremos luego un disimulado sendero que se despega a la derecha. Apenas trepa un instante y llanea a continuación para llegar a un magnífico rincón de Mehatseko Erreka, que viene de saltar desde las cascadas del circo de Espalza. Muy cerca y por debajo está el solitario caserío Lartezarreko Borda, pero no debemos bajar a él.
Cruzamos un puente de hormigón sobre el regato antes de iniciar una suave ascensión bordeando los muros de una pradera. Enseguida estamos en un claro bosque de robles muy cerca del caserío; por la ladera de las peñas seguimos un sendero inverosímil, acompañado de algunos hitos de piedra. Ya estamos en el sendero de los Frailes; él será quien nos lleve pero debemos seguirlo con atención. Zigzaguea bajo las peñas y salva de manera inteligente los escarpes que presenta el espolón de rocas rojas que separa los arroyos de Sistagorri y Espalza. El repecho es severo pero el placer de descubrir estos barrancos progresivamente alivia el cansancio.
Cuando se acaban las cuestas es porque se ha llegado al reborde superior del circo. Muy cerca, a la izquierda se desploma el arroyo de Sistagorri saltando una bella cascada.
Ahora nos queda lo más hermoso, recorrer hacia la derecha el borde del cortado por un cómodo sendero que se va aproximando a los vertiginosos precipicios de las peñas de Itsusi. Un primer mirador junto al que sobrevive la ruina de una borda se asoma a la vertical del cañón de Espalza.
De vuelta a la senda cruzamos el arroyo que nutre la cascada para seguir el sendero que trepa junto a los peñascos de Itsusi. De nuevo en la senda podremos seguir un balizamiento amarillo que remonta hacia la cima de Pagamendi. Bajo él alcanza en Iturburuko Malda una borda arruinada acompañada de un haya solitaria y bordea luego la ladera para encontrarse con el camino del GR 10, en su descenso desde Zelaiburu hacia la misteriosa cavidad de Harpeko Saindua. Basta seguir sus fuertes pendientes asomadas a un paisaje bello hasta alcanzar el caserío Arutxia del que hemos partido.

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