La cruz de Oiz

El Oiz o Cruz de Oiz, su antigua denominación, es una inmensa loma que separa los montes del Duranguesado de las comarcas costeras del Lea-Artibai. Montaña de acceso largo y penoso en los años heroicos del montañismo, es ahora accesible en vehículo hasta el mismo repetidor de televisión.

No es la manera alpina de subir, pero sí la más utilizada por los cientos de peregrinos que se dan cita en la campa de la ermita de San Cristóbal cada 10 de julio. Hasta hace no muchos años los excursionistas ascendían de los barrios de Hambre, Magunas, Garai y Zengotita a pie o en burro.

Garai es un municipio que se eleva sobre una pequeña meseta a cinco kilómetros de Durango. Si hemos apostado por el coche, iniciaremos la caminata en la misma plaza. Una carretera, pendiente y estrecha (izquierda), nos conduce hacia la ermita de Santa Catalina y nos encamina hacia el barrio de Duñabeitia. La barriada está protegida de los vientos del norte por la enorme ladera del Oiz, que parece más próximo de lo que está en realidad. De este punto sube una pista bastante deteriorada que pasa junto a los caseríos de Urresti y nos conduce hacia la loma.

El cruce de UndekortaLa pista deja atrás la fuente de Azketa, contornea las lomas de Añao, Egiluze y Jandolamendi (también cumbre centenaria) y siempre protegida del sol por el inmenso pinar que ha sustituido a los antiguos pastizales y hayedos que caracterizaban la cara sur de la montaña, nos conduce hasta un rellano y cruce de pistas bajo la loma de Undekorta.

Nuestro camino, mejor dicho pista ya muy deteriorada, es el de mayor pendiente. Primero entre pinos y luego por terreno despejado, gana altura con firmeza. Pasa junto a una fuente desde donde se ven las antenas cimeras, para bordear la zona más pelada y calurosa de la ladera conocida como Txarrape. Es una enorme pedriza enmascarada por bosquetes de robles en la que es desaconsejable internarse. Al rato de caminar la pendiente se suaviza y llegamos a la campa de San Cristóbal. La última fuente del recorrido se encuentra a unos diez minutos de la campa, en la ladera que mira a Munitibar.

La misma pista nos conduce hacia la cima. Está muy deteriorada por el paso de los 4x4 y camiones, pero es el mejor camino para alcanzar el buzón. Pasa junto a una primera caseta de televisión y termina junto a las antenas y el vértice cimero. El descenso se realiza por la misma ruta de subida y es rápida.