Guardia se levanta en un altozano al pie de la sierra Cantabria, vigilando los viñedos que se extienden a sus pies. Una recia muralla cubre el perímetro del núcleo urbano, protegiéndolo de los fríos vientos que recorren la llanada.
Cinco puertas abren el baluarte dando paso a un itinerario noble y elegante, donde podemos visitar la plaza mayor con el edificio del ayuntamiento y su curioso carillón, la iglesia de Santa María con su portada policromada, y la altiva torre Abacial, único vestigio del castillo que antaño fundara Sancho Abarca.
En los alrededores de la villa existe un complejo lagunar que engloba cuatro pequeños humedales: Carralogroño, Carravalseca, Musco y el Prao de la Paul. Todos ellos esconde un extraordinario valor ecológico, vegetal y faunístico, por lo que han sido declarados Biotopo Protegido.
A las lagunas se accede con facilidad tomando la carretera en dirección Logroño. Varios caminos rurales se adentran entre los viñedos enlazando los diferentes humedales.
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