sábado, 26 de febrero de 2011

San Tirso, en la sierra de Toloño

San Tirso es nombre de montaña pero también el de una pequeña ermita rupestre que abriga bajo ella. Y estos son ahora nuestro destino.
En San Tirso la meditación no debió de ser muy difícil. Porque reina el silencio y la paz, se abren largos horizontes y el frío invernal es sobrecogedor. La ermita se encuentra en una cavidad natural, en un abrigo tapiado en el que algún eremita vino a construir su templo particular para hacer de él un pequeño monasterio.
Para llegar a este rincón singular hay que caminar, brevemente, no mucho más que un paseo campo arriba de las tierras de la aldea de Kripan (Araba). Desde allí, el camino que lleva a San Tirso sigue en su primera parte el trazado de la vieja calzada romana que cruzaba la sierra hacia la Llanada alavesa, y lo sigue a la vista de algunas de las piedras que constituyeron el pavimento. A su encuentro iremos desde la plaza de Kripan tomando una pista que arranca en dirección a la sierra y camina junto a las piscinas hasta el edificio del depósito de aguas.
Un trazado de pista balizado para BTT arranca por la izquierda y sigue los restos de la calzada que se encuentra muy destruida. Se avanza hacia el norte y pronto se llega junto al área recreativa del nacedero, también accesible por carretera desde Kripan, un lugar agradable entre encinares con mesas, columpios y una fresca fuente.
En adelante, el camino continúa la misma trayectoria siguiendo una pista que cruza luego un área de excavación para encontrar otra que cruza en sentido transversal. Este nuevo camino lleva entre encinares y hayas sin pérdida hacia el collado de Puerto Nuevo, situado entre los roquedos oscuros de Montorte y las calizas de la sierra. Pasado el collado, el sendero continúa hermoso bajo el bosque y se encamina dando vista al curioso monolito conocido como el bonete o dedo de San Tirso, un lugar sencillamente hermoso y solitario, un espacio tranquilo que invita al reposo. Un poco más adelante, el sendero pisado en la hierba lleva a la ermita de San Tirso, ubicada bajo la peña que ha tomado el nombre del santo en una gran cavidad.
Allí está, protegida por una verja, la capilla en la que antaño era venerada una piedra santa. Ahora, el ritual que allí se celebra se limita a una romería que tiene lugar cada año en el sábado más cercano al 15 de mayo, festividad de San Isidro, a la que suben los vecinos de Kripan y alrededores siempre que la meteorología lo permita.
Aquel es un buen balcón sobre los pueblos que se asientan al norte de la sierra: Lagrán, Villaverde y Villafría. Mejor balcón es todavía la loma cimera de San Tirso, que se asoma a la cresta entera de la sierra, también a toda la Rioja Alavesa. Y bastan una decena de minutos para alcanzarla desde la ermita. En San Tirso se encontrará un espacio para el gozo y la meditación.

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