Este pico Oskitx da nombre al puerto y apellido a la ermita de San Antonio, emplazada exactamente en su cima.
Cuando el relieve de Nafarroa Beherea se eleva desde las planicies de Donapaleu encuentra en Oskitx el primer relieve importante que luego se prolongará en los picos de Beltxou y Zaboze, rodeados por la gran mancha forestal de Arbailla antes de conectar con las cimas de Irati.
Lo mejor de Oskitx es precisamente es su ubicación en tan estratégico lugar y el camino que lo alcanza es un bello paseo asomado a los inmensos mosaicos que configuran los prados y pastizales de Nafarroa Beherea, a un lado, y los rellanos de Zuberoa, al otro.
Cuando el relieve de Nafarroa Beherea se eleva desde las planicies de Donapaleu encuentra en Oskitx el primer relieve importante que luego se prolongará en los picos de Beltxou y Zaboze, rodeados por la gran mancha forestal de Arbailla antes de conectar con las cimas de Irati.
Lo mejor de Oskitx es precisamente es su ubicación en tan estratégico lugar y el camino que lo alcanza es un bello paseo asomado a los inmensos mosaicos que configuran los prados y pastizales de Nafarroa Beherea, a un lado, y los rellanos de Zuberoa, al otro.
A Oskitx y a la ermita de San Antonio, también a su cima gemela que es Elaudi, se sube por una pista que arranca un par de kilómetros más delante de la cúspide del puerto de Oskitx. La pista asciende suavemente circundando como una espiral este monte cónico. También se puede llegar desde San Just Ibarre tomando un camino que parte a 1,5 kilómetros en la ruta del nacimiento del Biduze y prosigue luego por el caserío Elorrikondoa, para remontar la arista de la montaña hacia el este, aunque este recorrido es más duro y exige casi dos horas para coronar contra la media que lleva trepar desde el puerto.
Arriba, rodeada de paisajes, la ermita de San Antonio recuerda las fechas de su construcción en 1385 por mandato de Carlos III, rey de Navarra, para conmemorar la paz de las guerras internas entre las dos familias nobles de los Gramont y de los Luxe.
Pero Oskitx tiene además como vecino al macizo de Arbailla, que concluye sus bosques a los pies de esta montaña y allí vierte precisamente uno de sus más hermosos manantiales. Para alcanzar la cueva del nacedero se debe avanzar desde Donaixti Ibarre hasta el barrio de Arla y por la derecha llegar hasta la entrada en el magnífico bosque de Arbailla. Una pista de poca pendiente avanza sobre el río unos tres kilómetros hasta alcanzar un puentecito sobre el cauce que se debe cruzar para tomar un sendero que se eleva en zig-zags en el bosque, enfilando enseguida hacia el sur a unos cien metros de altura sobre el torrente. En una gran curva del sendero hay que continuar derecho en sentido paralelo al cauce del río y enseguida se descubrirá la gran gruta que escupe las aguas que aquí se llamarán Biduze y ochenta kilómetros más abajo desembocan en el Atturri.
Arriba, rodeada de paisajes, la ermita de San Antonio recuerda las fechas de su construcción en 1385 por mandato de Carlos III, rey de Navarra, para conmemorar la paz de las guerras internas entre las dos familias nobles de los Gramont y de los Luxe.
Pero Oskitx tiene además como vecino al macizo de Arbailla, que concluye sus bosques a los pies de esta montaña y allí vierte precisamente uno de sus más hermosos manantiales. Para alcanzar la cueva del nacedero se debe avanzar desde Donaixti Ibarre hasta el barrio de Arla y por la derecha llegar hasta la entrada en el magnífico bosque de Arbailla. Una pista de poca pendiente avanza sobre el río unos tres kilómetros hasta alcanzar un puentecito sobre el cauce que se debe cruzar para tomar un sendero que se eleva en zig-zags en el bosque, enfilando enseguida hacia el sur a unos cien metros de altura sobre el torrente. En una gran curva del sendero hay que continuar derecho en sentido paralelo al cauce del río y enseguida se descubrirá la gran gruta que escupe las aguas que aquí se llamarán Biduze y ochenta kilómetros más abajo desembocan en el Atturri.
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