San Julián de Piedrola fue un convento franciscano en tierras de Kanpetzu fundado hacia 1478 en las faldas del monte llamado Hornillo. El enclave recibía en 1182 el nombre de Petroles, Piedrola más tarde, Pietrari después, Pedrola y por fin Pierola, como figura en los textos escritos por los autores más recientes. Con uno u otro apelativo, que esto tampoco es fundamental, el lugar es un santuario de paz, un rincón de naturaleza sosegada en la campiña alavesa.
La montaña llamada Hornillo es un peñasco macizo oculto por un espeso bosque de apretado encinar; sus rocas de caliza perfecta, blanca y brillante, se dejan ver ante el viejo monasterio, ante el convento y así con ese nombre de el Convento han decidido los escaladores llamar a este rincón en el que han creado su particular santuario de verticalidad.
A Piedrola se va a pie y muy fácilmente también en bicicleta de montaña. La manera es recorrer un viejo sendero que ahora es en parte camino agrícola y discurre siguiendo el que antaño sirvió para comunicar las localidades de Kanpetzu y Antoñana y también formó parte de las comunicaciones más generales que se establecían entre la ribera del Ebro, la Llanada Alavesa y la Nafarroa media, y que venía custodiado por los castillos que hubo en Kanpetzu, Atauri y otros enclaves defensivos de este valle.
Para llegar a Piedrola hay que partir de Kanpetzu, tomando al pie de la ruta que se encamina hacia el Puerto de Opakua, un camino agrícola que enfila la dirección del Noreste mirando hacia la montaña. Es directo el paso, entre campiñas cerealistas, entre llanuras despejadas que hacen valle entre la serranía de Ioar y los montes de Iturrieta. En poco más de media hora se alcanzarán las umbrías de portentosas encinas junto a unas praderas tranquilas y a la granja que cuidaron los franciscanos de Piedrola. Junto a ella está el viejo templo, aún rematado por su espadaña. Es San Julián de Piedrola, o también Santa María de los Ángeles, como se le ha llamado.
En este convento se congregaban cada tres años los vecinos de la Hermandad de Campezo para elegir a un procurador que les representaba en las Juntas de la Provincia. Al mismo lugar iban también a reunirse anualmente para nombrar un alcalde de la hermandad.
Al pie de la iglesia se encuentra el balizaje del Sendero Histórico, un tramo del GR-1 que se inicia en Ampurias (Girona) y concluye en el Finisterre gallego, y sigue aquí bajo la falda del monte Hornillo entre Kanpetzu y Antoñana en un recorrido de algomásde siete kilómetros prácticamente llanos. Este camino es una buena opción para hacerse en un par de horas de tranquila andadura mirando a la campiña. Pero hay más en Piedrola, porque las murallas rocosas que sostienen al Hornillo tienen en sus pies encinares hermosos y rincones para excursionear. Y además, junto a ellas arranca un camino bucólico y panorámico que remonta a paso de jabalí hacia el collado del Hornillo asomándose en una vista ideal sobre el valle de Kanpetzu. Más arriba, a la izquierda del collado, se puede seguir un sendero hasta la cima de la montaña ocupada por varios repetidores. Piedrola es un escenario tranquilo y campestre en tierras de Kanpetzu.
La montaña llamada Hornillo es un peñasco macizo oculto por un espeso bosque de apretado encinar; sus rocas de caliza perfecta, blanca y brillante, se dejan ver ante el viejo monasterio, ante el convento y así con ese nombre de el Convento han decidido los escaladores llamar a este rincón en el que han creado su particular santuario de verticalidad.
A Piedrola se va a pie y muy fácilmente también en bicicleta de montaña. La manera es recorrer un viejo sendero que ahora es en parte camino agrícola y discurre siguiendo el que antaño sirvió para comunicar las localidades de Kanpetzu y Antoñana y también formó parte de las comunicaciones más generales que se establecían entre la ribera del Ebro, la Llanada Alavesa y la Nafarroa media, y que venía custodiado por los castillos que hubo en Kanpetzu, Atauri y otros enclaves defensivos de este valle.
Para llegar a Piedrola hay que partir de Kanpetzu, tomando al pie de la ruta que se encamina hacia el Puerto de Opakua, un camino agrícola que enfila la dirección del Noreste mirando hacia la montaña. Es directo el paso, entre campiñas cerealistas, entre llanuras despejadas que hacen valle entre la serranía de Ioar y los montes de Iturrieta. En poco más de media hora se alcanzarán las umbrías de portentosas encinas junto a unas praderas tranquilas y a la granja que cuidaron los franciscanos de Piedrola. Junto a ella está el viejo templo, aún rematado por su espadaña. Es San Julián de Piedrola, o también Santa María de los Ángeles, como se le ha llamado.
En este convento se congregaban cada tres años los vecinos de la Hermandad de Campezo para elegir a un procurador que les representaba en las Juntas de la Provincia. Al mismo lugar iban también a reunirse anualmente para nombrar un alcalde de la hermandad.
Al pie de la iglesia se encuentra el balizaje del Sendero Histórico, un tramo del GR-1 que se inicia en Ampurias (Girona) y concluye en el Finisterre gallego, y sigue aquí bajo la falda del monte Hornillo entre Kanpetzu y Antoñana en un recorrido de algomásde siete kilómetros prácticamente llanos. Este camino es una buena opción para hacerse en un par de horas de tranquila andadura mirando a la campiña. Pero hay más en Piedrola, porque las murallas rocosas que sostienen al Hornillo tienen en sus pies encinares hermosos y rincones para excursionear. Y además, junto a ellas arranca un camino bucólico y panorámico que remonta a paso de jabalí hacia el collado del Hornillo asomándose en una vista ideal sobre el valle de Kanpetzu. Más arriba, a la izquierda del collado, se puede seguir un sendero hasta la cima de la montaña ocupada por varios repetidores. Piedrola es un escenario tranquilo y campestre en tierras de Kanpetzu.
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