La Sociedad de Ciencias Aranzadi desarrollará en Orduña un proyecto científico dirigido a la recuperación de la única población de rana ágil existente en el territorio histórico de Bizkaia y que precisamente se encuentra asentada en diferentes charcas de la ciudad. En concreto, la entidad gestionará una parcela de terreno municipal en la zona de Larrinzar para la restauración de hábitats acuáticos y terrestres que favorezcan la supervivencia de este singular anfibio.
Esta actuación se enmarca dentro de un convenio de colaboración suscrito entre el Ayuntamiento de Orduña y Aranzadi. La concesión tendrá una duración de diez años.
La rana ágil es un anfibio muy escaso y de hecho se encuentra protegido con la calificación de vulnerable -inmediatamente inferior a la de en peligro de extinción- por el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestre y Marina.
En un trabajo previo, herpetólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han localizado ejemplares de este singular anfibio en áreas de Bigandi y otra colonia en la zona de Larrinzar. De ahí que Aranzadi propusiera al Ayuntamiento actuar en ese lugar donde, gracias a la reciente excavación de una charca, se ha detectado un grupo de individuos muy importante y desconocido hasta el momento.
El hábitat natural de esta especie es la hojarasca de los suelos húmedos, sombríos y frescos de los robledales. Necesita poner sus huevos en charcas para que nazcan y se desarrollen los renacuajos, pero en los últimos años se ha producido un deterioro de estos espacios debido a la sustitución del robledal atlántico por praderas y cultivos.
La rana ágil es un anfibio muy escaso y de hecho se encuentra protegido con la calificación de vulnerable -inmediatamente inferior a la de en peligro de extinción- por el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestre y Marina.
En un trabajo previo, herpetólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han localizado ejemplares de este singular anfibio en áreas de Bigandi y otra colonia en la zona de Larrinzar. De ahí que Aranzadi propusiera al Ayuntamiento actuar en ese lugar donde, gracias a la reciente excavación de una charca, se ha detectado un grupo de individuos muy importante y desconocido hasta el momento.
El hábitat natural de esta especie es la hojarasca de los suelos húmedos, sombríos y frescos de los robledales. Necesita poner sus huevos en charcas para que nazcan y se desarrollen los renacuajos, pero en los últimos años se ha producido un deterioro de estos espacios debido a la sustitución del robledal atlántico por praderas y cultivos.
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