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lunes, 1 de noviembre de 2010

Nacedero del río Ubagua

Caminar junto a las aguas de un río es uno de los grandes placeres de los senderistas, y si además la excursión se completa con la visita a un nacedero y se recorre un recóndito cañón, la satisfacción todavía es mayor. El río Ubagua nos ofrece este gran regalo para los sentidos.
Situados junto al remozado molino del pueblo navarro de Errezu (Riezu), al norte del embalse de Allotz, una pista vetada a los vehículos nos introduce en un paraje encantador. Sin prisas, gozando de las aguas cristalinas y de pequeños saltos de agua, el paseo discurre junto a una variada vegetación de ribera y abundantes encinas a un lado y otro del río.
Después de pasar junto a un molino en desuso y dejar a un lado la ermita de San Blas, incrustada junto a la roca caliza, la pista nos lleva en apenas veinte minutos hasta el nacedero del río Ubagua.
Las aguas absorbidas por el karts de Andia vuelven allí a ver la luz y brotan limpias y transparentes, como si hubieran filtrado sus impurezas en el interior de la tierra.
Unos metros antes del refugio la pista atraviesa el río por su izquierda y se transforma en camino. Las marcas de un sendero local nos conducen por el cañón del Ubagua hasta Lezaun a lo largo de 3,5 kilómetros, rodeados de encinas y silencio.

miércoles, 17 de febrero de 2010

La ermita de la Trinidad de Iturgoien

La ermita de la Trinidad de Iturgoien se eleva en la cima de Malkaxko, uno de los mejores puntos panorámicos de la sierra de Urbasa. Entre las posibilidades para alcanzar este lugar, el camino balizado del hayedo de Lezaun ofrece diversidad y comodidad haciéndolo apto para toda clase de caminantes.
En Lezaun se remonta, desde el mismo ayuntamiento, sus calles anchas para ponerse en la parte más elevada del pueblo, donde, como en casi todos los pueblos navarros, destaca su depósito de aguas. Un poco por debajo de él avanza una pista forestal que lleva el balizaminto que nos guía. casi llana mientras recorre paisaje de encinares notables, luego comienza a subir cuando el bosue se hace de hayedos.
El barranco de Arbioz discurre paralelo a la ruta, tapizado de espesa vegetación pero rematado en la ladera opuesta por bellos espolones de roca caliza que en su tajo más profundo marcarán más abajo la foz del río Ubagua.
El camino tira para arriba, donde las hayas se hacen bosque hasta donde el frío ha podido con ellas. Entonces el bosque se acaba, con él lo hace la pista y hacia arriba sólo quedan las proaderas. Están cortadas por un larguísimo muro de piedra seca, sistema que utilizaon desde siempre los pueblos para controlar sus ganados. Hasta él llegan las balizas del sendero que da vuelta hacia el cordal ante el portillo de Inaroz, paso en este muro de piedra. Sólo si el paisaje está a la vista, porque no hay forma de orientarse si hay niebla, nos atreveremos a campear la larga loma herbosa hasta la ermita de la Trinidad.
El retono es lógico: cabalgando todo el cordal sobre el barranco de Arbioz en el sentido contrario a la ascensión, hacia el sur. Es una larga pradera rectilínea desde la que pronto se verá los tejados de Lezaun. Entonces se derivarán los pasos a la izquierda, siguiendo una leve rodera que va al emcuentro de la pista que nos llevó anteriormente.