Caminar junto a las aguas de un río es uno de los grandes placeres de los senderistas, y si además la excursión se completa con la visita a un nacedero y se recorre un recóndito cañón, la satisfacción todavía es mayor. El río Ubagua nos ofrece este gran regalo para los sentidos.
Situados junto al remozado molino del pueblo navarro de Errezu (Riezu), al norte del embalse de Allotz, una pista vetada a los vehículos nos introduce en un paraje encantador. Sin prisas, gozando de las aguas cristalinas y de pequeños saltos de agua, el paseo discurre junto a una variada vegetación de ribera y abundantes encinas a un lado y otro del río.
Después de pasar junto a un molino en desuso y dejar a un lado la ermita de San Blas, incrustada junto a la roca caliza, la pista nos lleva en apenas veinte minutos hasta el nacedero del río Ubagua.
Las aguas absorbidas por el karts de Andia vuelven allí a ver la luz y brotan limpias y transparentes, como si hubieran filtrado sus impurezas en el interior de la tierra.
Unos metros antes del refugio la pista atraviesa el río por su izquierda y se transforma en camino. Las marcas de un sendero local nos conducen por el cañón del Ubagua hasta Lezaun a lo largo de 3,5 kilómetros, rodeados de encinas y silencio.
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