martes, 11 de marzo de 2008

Senda mágica en Urkiola


La senda comienza bajo las hayas trasmochas del área recreativa del Santuario de Urkiola. Unos metros antes de llegar al calvario de Urkiola un panel indicativo a la izquierda presenta el recorrido. Se inicia el camino bajo la sombra de los robles, hayas y abedules que dan sombra al camino y muestran la riqueza forestal del Parque. Se siguen las señales que indican la dirección a Mañaria, avanzando por la senda que discurre paralela a la carretera. Pronto se empieza a divisar la bella panorámica del valle de Mendiola, del desfiladero de Atxarte y los impresionantes cresteríos calizos que caracterizan al Parque. A nuestra izquierda Eskuagatx y Mugarra, y a la derecha Untzillatx, Axtxiki, Alluitz y más lejos el Anboto.
En el siguiente tramo predominan ya las repoblaciones de coníferas de crecimiento rápido, principalmente Pino lnsignis y, en menor medida, ciprés de Lawson y alerces (única conífera que pierde sus hojas en invierno). Se pasa junto a los caseríos de Santi Gaztelu y Gatzagieta, cuyo calero (horno para convertir la piedra caliza en cal, que estuvo activo hasta 1815) acaba de ser reconstruido y merece una visita. Desde Santi Gaztelu se puede tomar una Variante, hacia el barrio de Mendiola, en Abadiño, cogiendo un sendero a mano derecha, balizado con marcas amarillas y blancas, que recorre la antigua calzada que salvaba el puerto de Urkiola. Esta pista desciende en pendiente hasta un pequeño puente de mampostería que cruza el río Mendiola. El camino continúa, pasando por las ruinas del molino Atxarteko-errota hasta llegar al desfiladero y la ermita del Santo Cristo de Atxarte, que, según la tradición popular, fue construida para lograr la desaparición de las lamias, que de noche salían del subterráneo con gran ruido de cadenas.Si no se coge la variante y se continúa la senda inicial, balizada a partir del cruce con la carretera general con señales amarillas, se enfila ahora su último tramo, divisando ya el valle de Mañaria en todo su esplendor, y los preciosos arces, nogales, fresnos y castaños viejos que rodean la ermita de San Martín.
La senda sigue discurriendo entre una densa vegetación de frondosas y, tras pasar por el caserío Legorra, se va haciendo cada vez más angosta, pasando entre antiguos muros, enormes robles y oscuros laureles. Se aprecia aún en algunos tramos el antiguo camino de piedra. El camino llega al valle en la campiña de Mañaria, entre prados y caseríos salpicados de pequeños bosquecillos de frondosas.