
Estas cumbres son una atalaya perfecta de la antigua frontera entre Navarra y Castilla (hoy, Rioja). Su difícil acceso, y las caprichosas formas adquiridas por las rocas con el tiempo y la erosión, envuelven de misterio estas insólitas breñas. Algunas reciben nombres tan sugerentes como la ventana de las Brujas, el Puente del Infierno y la cueva del Moro.
Aunque no hace falta ser experto montañero para subir hasta aquí arriba, es necesario ir acompañado de alguien que conozca los senderos.
Desde la ventana de las Brujas, se divisan a lo lejos la peña de Lapoblación, y más cerca la antigua localidad fortificada de Aguilar de Codés. Según la leyenda, en la torre de la iglesia de este ultimo pueblo descansaban las brujas de Viana antes de subir a los peñascales de Codés para celebrar sus aquelarres. Estas cumbres legendarias son también un atalaya perfecta del monte de Azuelo, con las dos Hermanas y el desfiladero de los Penitentes.
Según se dice, antiguamente los vecinos de este pueblo utilizaban las laderas del monte para cazar, pastar con el ganado y abastecerse de leña y carbón.