lunes, 21 de abril de 2008

Valle de los penitentes

En el monte de Azuelo se encuentra uno de los rincones más bellos de la sierra de Codés. Un circo de gigantescos monolitos rodea el espeso bosque de encinas donde tenían su guarida el bandido Juan Lobo y las brujas de Aguilar.
Antes de que se construyeran los monasterios de Azuelo (siglo XI) y el actual santuario de Kodes (XVI), había en las faldas de la sierra de Yoar varias ermitas diseminadas por el bosque. Algunas de ellas -como las de San Martín y Santa Engracia-, se encontraban en el interior de este círculo de peñascos rojizos conocido como el valle de los Penitentes. Según se comenta, a principios del siglo XX, había todavía bastantes peregrinos que subían descalzos hasta Santa Engracia, ermita desaparecida a mediados del pasado siglo. Quizás de ahí le venga el nombre a este abrupto desfiladero rodeado de encinas y vigilado por dos hileras de gigantescos monolitos.
Este conjunto de piedras parece un desfile de monjes con sus casullas, lo cual sugiere también una posible relación con el nombre del valle. En la zona se dice que uno de estos perfiles corresponde al abad de Otiñano, el cual se destacó en el siglo XVI por sus peleas dialécticas con el brujo de Bargota. Según la leyenda, este último petrificó al abad mediante un conjuro, y lo sumó a la hilera de peñas del desfiladero.
Nadie sabe exactamente cuál de los monolitos es el que corresponde al abad. En cambio todo el mundo identifica las dos enormes piedras que flanquean la línea de los Penitentes. Estas dos rocas, tipo mallo, se conocen con el nombre de las Dos Hermanas.
Como otros parajes del entorno, estas dos enormes peñas tienen también su leyenda particular. Según cuentan en Azuelo, antaño vivían en el pueblo dos huérfanas esclavizadas por su madrastra. Un día, las hermanas se marcharon de casa y se refugiaron en el monte. Cuando la madrastra se dio cuenta de su ausencia, lanzó una maldición contra ellas: «Ojalá os convirtáis en piedras», dijo. Y a la mañana siguiente, aparecieron estas dos grandes peñas, como una monstruosa representación de las niñas».
Otra roca con nombre propio es la peña del Anillo. Esta última se encuentra al sur de los Penitentes, y está completamente rodeada de encinas, de modo que parece una isla puntiaguda o un penitente más que asciende entre el verde y espeso bosque. El desfiladero de los Penitentes es el rincón más conocido y accesible del Monte de Azuelo. Sin embargo, este pequeño valle forma parte de un escenario natural más amplio que incluye también las cumbres de la sierra de Codés. El pico más alto de esta última es la peña de Yoar (1.416 metros). A su lado se encuentran también un conjunto de peñascos con formas caprichosas entre los que destacan Punta Blanca y Risco Royo. La leyenda vincula estos abruptos parajes a la figura del Juan Lobo, el célebre bandido capturado por los ballesteros de Torralba del Río; y también a los brujos y brujas de Viana y del valle de Aguilar.