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Un bello caserón situado en la calle que lleva a las cuevas alberga este museo, en cuya visita se analiza el porqué de las cazas de brujas, se repasan los sucesos acaecidos en la villa entre 1609 y 1614 y se redescubren las raíces de una cultura ancestral ligada a la naturaleza.
Y una vez conocida la historia, nada mejor que acercarse a la cueva de Zugarramurdi que acogía aquellos rituales y festines desenfrenados y echar a volar la imaginación. Dichas fiestas se reviven cada año la noche de San Juan y el 18 de agosto, día en el que se celebra el zikiro-jate, comida popular protagonizada por el cordero asado a la estaca.
Si se desean conocer los bellos paisajes circundantes, un sencillo sendero de 8 km acerca además a las cuevas de Urdazubi/Urdax y a las de Sara, en Francia.
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