miércoles, 16 de febrero de 2011

Hirugurutzeta, patrimonio escondido en Gipuzkoa

Recientemente se han reacondicionado las estructuras del cargadero de Mollarri en Zarautz, y también se ha revalorizado el complejo de Hirugurutzeta, escondido este en el Parque Natural de Aiako Harriak.
Al sur de este macizo montañoso son conocidos los tajos de Arditurri, famosos por su origen romano; al norte del mismo los tajos de San Enrique permitieron sacar no pocas toneladas de hierro que fue fundido en las ferrerías de sus propios valles, en Urdanibia, e incluso viajaron hasta los puertos de Pasaia para ir más lejos.
Conocidos primero por los mineros, ahora terreno casi exclusivo de paisajistas y caminantes, los cordales de Aiako Harriak conservan aúnmuchos de los vestigios que las explotaciones mineras dejaron grabados en sus relieves. El valle de Aiztondo, a pesar de su carácter salvaje y aislado, no se libró tampoco de la mirada de los ingenieros de minas primero ni del pico de los trabajadores después, y terminó por escuchar los silbidos de los trenes que se llevaron el mineral a los puertos.
Este rincón del pie de Aiztondo conserva un buen modelo de línea de hornos de calcinación en el rincón de Hirugurutzeta. El destino merece un paseo y el descubrimiento de su peculiar barranco.
Hay que viajar hasta Irún y continuar desde allí por las inmediaciones de Santa Elena, siguiendo la orilla de la regata de Aiztondo, que es hoy un camino utilizado a diario por los iruneses que encuentran allí naturaleza y aire puro. El visitante debe seguir la ruta hacia el puerto abandonándola para seguir el cauce llano del río alcanzando la antigua ferrería de Aranzate, ahora reconvertida en restaurante. Continuando ante ella se alcanza el rellano donde se instala la central eléctrica de Hirsuta y allí mismo podrá el viajero ver, acodados a la ladera, los viejos hornos de calcinación de Hirugurutzeta, instalaciones importantes del tinglado minero de los cotos de Aiako Harriak.
Para comprender su razón hay que conocer la existencia en la comarca del Bidasoa de numerosos tajos mineros que dieron razón para la construcción de varios trazados de ferrocarril minero. El del Bidasoa fue el primer tren minero de Gipuzkoa, siendo su plano de vía tallado en 1880 para enlazar los cotos mineros de la zona de Endarlatza con la Estación del Norte de Irún. En el enclave de Endarlatza el sistemaferroviario se completaba con un complejo tinglado de planos inclinados y conexiones que enlazaban las explotaciones de diversos rincones de Aia y el Castillo del Inglés con la estación.
En el lado opuesto de Aiako Harriak se explotaban los tajos de la concesión San Enrique, que testimonian su importancia en estos imponentes hornos que todavía se conservan en Hirugurutzeta, en el barrio irunés de Meaka. En aquellas minas se extrajo carbonato de hierro con especial intensidad hacia 1860 bajo la explotación de la compañía Bidasoa Railway and Mines Co.Limited, que también dirigía las minas de Endarlatza.
En su red de transporte, estas minas contaban con una vía de casi un kilómetro y dos planos inclinados consecutivos que llevaban el mineral hasta los hornos de Hirugurutzeta, muy próximos a la ferrería de Aranzate. Hubo hasta nueve hornos de diferente tipología pero igual función: calcinar al mineral antes de hacerlo transportar hacia Irún. Un cargadero conectaba la base de los hornos con el plano del ferrocarril, al pie del río Aiztondo. Estos mineros nos permiten hoy conocer historias de nuestro pasado y los rincones naturales del macizo de Aiako Harriak. Por el costado de los hornos arranca un camino forestal balizado que trepa hacia los planos del ferrocarril minero y que permite aproximarse a los escenarios naturales más hermosos de la regata de Aiztondo.

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