Seguimos en nuestro periplo bajo la tierra. La segunda etapa del viaje es El Soplao. Del arte rupestre al arte geológico, al despliegue artístico de la madre naturaleza, tan solo a unas decenas de kilómetros de Altamira, en lo alto de la sierra de Arnero. Desde El Soplao se contemplan impresionantes vistas de la cordillera cantábrica. Es una cueva única entre los miles que se han catalogado en Cantabria.
Sus excéntricas formaciones no tienen eje vertical, a diferencia de las estalactitas, sino que se desarrollan de forma caprichosa haciendo nudos, giros y ramificaciones que componen tejidos gigantescos, esculturas inconmensurables a un ritmo de un centímetro por siglo.
El Soplao fue descubierta por los mineros de La Florida, una explotación de plomo y zinc que ha estado en rendimiento en esta cumbre hasta 1979; un anónimo minero abrió una grieta por la que entró en la mina un potente soplao, una corriente de aire fresco que significaba el contacto con una cavidad subterránea que se comunicaba con el exterior, algo providencial para cualquier explotación minera. Al cerrar la mina se pensó en abrir la cueva a los visitantes con el fin de dinamizar la economía de la zona. Se construyó una nueva carretera para llegar a la entrada, y los alicientes turísticos incluyeron un pequeño tramo de ferrocarril para que los visitantes entren en un tren minero. La visita normal en grupos reducidos dura una hora. La visita exigente, con indumentaria de espeleólogo, llega a las dos horas.
Recientemente se ha localizado en la ladera de El Soplao un yacimiento de ámbar azul único en el mundo, originado por un gigantesco incendio forestal hace 110 millones de años, en el que se han conservado medio centenar de insectos de especies desconocidas hasta ahora.
El Soplao fue descubierta por los mineros de La Florida, una explotación de plomo y zinc que ha estado en rendimiento en esta cumbre hasta 1979; un anónimo minero abrió una grieta por la que entró en la mina un potente soplao, una corriente de aire fresco que significaba el contacto con una cavidad subterránea que se comunicaba con el exterior, algo providencial para cualquier explotación minera. Al cerrar la mina se pensó en abrir la cueva a los visitantes con el fin de dinamizar la economía de la zona. Se construyó una nueva carretera para llegar a la entrada, y los alicientes turísticos incluyeron un pequeño tramo de ferrocarril para que los visitantes entren en un tren minero. La visita normal en grupos reducidos dura una hora. La visita exigente, con indumentaria de espeleólogo, llega a las dos horas.
Recientemente se ha localizado en la ladera de El Soplao un yacimiento de ámbar azul único en el mundo, originado por un gigantesco incendio forestal hace 110 millones de años, en el que se han conservado medio centenar de insectos de especies desconocidas hasta ahora.
Y para mañana, la tercera de las etapas.
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