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viernes, 24 de septiembre de 2010

La tejera de Murueta

Tejas y ladrillos necesitan de arcilla para ser elaborados, y en terrenos donde abunda este material han proliferado pequeñas o grandes industrias. Es el caso de Murueta, en cuyos dominios se asentó en 1892 'La Estrella', la primera fábrica que tuvo la comarca de Urdaibai. Con sucesivos nombres, Aurrera Y Cerámicas de Murueta, de sus hornos salieron tejas y ladrillos hasta que cesó la actividad en 1973.
Desde entonces el edificio vivió una época de abandono hasta que el pasado año el ayuntamiento de la localidad emprendió su recuperación. Como primer paso se ha restaurado la chimenea, el elemento más llamativo de la fábrica, con 30 metros de altura.
Ahora, para devolver a la tejera su valor histórico, se pretende recuperar el resto del conjunto.
En la actualidad se trabaja en la rehabilitación de los hornos de cara a que vuelvan a funcionar y muestren a los visitantes el proceso productivo, y se ha acondicionado un pequeño itinerario por un bosque cercano y la marisma de Murueta.
Para llegar a la tejera, lo mejor es comenzar en la propia Murueta. Unos 200 metros después de pasar por el ayuntamiento, tomamos un desvío que nos llevará hasta los astilleros de Murueta. Desde su entrada debemos caminoar unos 400 metros en paralelo a la vía del tren hasta llegar a las marismas. La estampa de la chimenea de ladrillo ejerce de brújula visual sin pérdida.

jueves, 17 de julio de 2008

Elorritxugana, en los hayedos de Orozko

También llamado Kukutxakoatxa, forma, junto a los montes Jesuri y Arrola, un pequeño cordal sobre Orozko, que recibe el nombre de este último. En el ascenso se cruza la aldea de Pagazandu, que mantiene íntegro en el paisaje y sus caseríos el más puro estilo rural.
Desde la iglesia de Murueta se toma la estrada asfaltada que, a través de pastizales, guía entre pinares y fuerte pendiente hacia el cordal. Una vez en él, la pendiente cede. La estrecha carretera sigue hasta alcanzar los caseríos de Pagazandu.
El camino gira encajonado entre los muros de arenisca que cercan los terrenos de cultivo. Allí donde el muro termina, se sigue por la pista, entre el pinar, siguiendo la misma dirección mientras se asciende por la vertiente sureste.
Cuando la pista empalma con el cordal, hay que girar a la izquierda. Se sale a terreno despejado, donde la pista realiza un quiebro. En este punto se coge otra pista, erosionada por el agua, en busca del cordal llevando hacia los últimos pinos faldeando la montaña a través del hayedo. Justo a al entrada de éste, una senda conduce por las hayas.
Se enlaza con el alto del cordal, siguiendo la línea de mojones. La pendiete se acentúa brevemente para salir del hayedo y por terreno herboso aproximarse a la cumbre, flanqueando el resalte de roca, donde se alza la cima.